por Fabián Retamar
El ex presidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica, falleció este 13 de mayo a los los 89 años de edad, tras luchar contra una larga enfermedad. Apenas iniciado este año, en su última entrevista dio a conocer que su cáncer había hecho metástasis: “Estoy condenado, hasta acá llegué”, dijo. En esa última entrevista aprovechó para despedirse de su pueblo y pidió que lo dejen tranquilo, atravesando lo que le quedara de vida en su chacra, manejando el tractor y recorriendo sus plantaciones.
José Mujica había nacido el 20 de mayo de 1935 en el barrio Paso de la Arena, del departamento de Montevideo. Fue hijo de Demetrio Mujica Terra y Lucy Cordano Giorello, descendiente de vascos por la línea paterna, y de italianos por la línea materna. Su padre era un pequeño estanciero que se encontró en quiebra poco antes de morir, en 1940, cuando Pepe tenía seis años. Cursó sus estudios primarios y secundarios en la escuela y liceo público del barrio donde nació. Terminado el ciclo básico, ingresó a bachillerato en el Instituto Alfredo Vásquez Acevedo, ciclo que no logró terminar.
Desde los trece años de edad, y hasta los diecisiete, practicó ciclismo, corriendo en representación de varios clubes y en todas las categorías. Por esa época conoció al diputado nacionalista Enrique Erro y desde entonces, comenzó a militar para el Partido Nacional, en el que llegó a ser secretario general de la Juventud.
En las elecciones de 1958, triunfa el Partido Nacional con Luis Alberto de Herrera a la cabeza y Erro es designado ministro de Trabajo, siendo acompañado por Mujica, aunque éste no llegó a ser funcionario del Ministerio. Unos años después, en 1962, Erro y Mujica abandonan el Partido Nacional para crear la Unión Popular, junto al Partido Socialista del Uruguay y un pequeño grupo llamado Nuevas Bases. En las siguientes elecciones, postulan a Emilio Frugoni como candidato a presidente de la República, perdiendo rotundamente las mismas con un 2,3 % del total de los votos.
En 1964 se integró al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, con el que participó en operativos guerrilleros, al tiempo que trabajaba en su chacra hasta que, requerido por la policía, pasó a la clandestinidad. Durante el gobierno de Jorge Pacheco Areco la violencia fue en aumento. El poder ejecutivo usó reiteradamente el instituto constitucional de las medidas prontas de seguridad para hacer frente a la guerra de guerrillas, así como a la creciente oposición de sindicatos y gremios frente a sus políticas económicas.
En enfrentamientos armados fue herido de seis balazos. Fue apresado cuatro veces y, en dos oportunidades, se fugó de la cárcel montevideana de Punta Carretas. En total, Mujica pasó casi quince años de su vida en prisión. Su último período de detención duró trece años, entre 1972 y 1985. Fue uno de los dirigentes tupamaros que la dictadura cívico-militar tomó como “rehenes”, lo que significaba que serían ejecutados en caso de que su organización retomara las acciones armadas. En esa condición, pautada por el aislamiento y por duras condiciones de detención, Mujica permaneció once años. Fue liberado el 10 de marzo de 1985, a los 50 años de edad, beneficiado por la Ley Nº 15.737 de amnistía para presos políticos y de beneficio especial a exguerrilleros.
Se fue a vivir a la casa de su madre y más tarde, con Lucía Topolansky, su compañera de ruta, se ocuparon de la reconversión del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T) en sector político, que pidió ingreso al Frente Amplio. En noviembre de 1994 fue electo diputado por Montevideo y comenzó a ganar espacio en la opinión pública hasta convertirse en un personaje protagónico.
En febrero de 2005 asumió como senador y por cuestiones de reglamento debió tomarse juramento constitucional con su compinche de los setenta, el ideólogo del MLN-T, Eleuterio Fernández Huidobro. “La vida tiene estas zancadillas, y hemos pasado una vida y el juego es éste; ni el mayor novelista pudo haber pensado estas cosas. Compañero del alma de todas las horas: tómeme juramento”, le dijo Mujica a Fernández Huidobro en aquella oportunidad.
En las elecciones de 2009 gana la presidencia de la nación gobernando en un período de bonanza económica. El 1.º de marzo de 2010, Mujica prestó juramento en el Palacio Legislativo, para desempeñar el cargo de presidente de la República Oriental del Uruguay. Esta promesa fue tomada por su propia esposa Lucía Topolansky, por ser la primera senadora de la Nación. Pronunció un discurso muy emotivo -y posteriormente elogiado- en el que sobrevolaban su pasado guerrillero, sus ideas y su largo camino hacia la presidencia.
Mujica y su esposa vivieron con gran sobriedad, durante décadas, en una chacra en la zona de Rincón del Cerro, donde se dedicaron al cultivo de flores como actividad económica. Al asumir como presidente de la República, en vez de trasladarse a la residencia presidencial de Suárez y Reyes, el matrimonio decidió permanecer en su residencia, lo cual implicó agregarle mejoras en materia de seguridad y comunicaciones.
José ‘Pepe’ Mujica, se destacó por su sencillez, por su vida austera, su lucha social y su compromiso con la democracia. Desde fines de 2013, el realizador cinematográfico serbio Emir Kusturica se abocó a la tarea de filmar un documental sobre la vida de José Mujica, a quien considera «el último héroe de la política». La película se estrenó en el Festival de Venecia de 2018 con el título “El Pepe, una vida suprema”.