Isla de Los Mástiles: un “caso testigo” en la disputa por el destino del humedal

Isla de Los Mástiles: un “caso testigo” en la disputa por el destino del humedal

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Granadero Baigorria suspendió una licitación para que privados exploten un área natural pública por 30 años. La isla y sus más de cuatro kilómetros de playa son una “joya” codiciada. El uso comunitario se enfrenta a los negocios: hay un parador, nueve ocupaciones irregulares y 200 animales. Imágenes de su potencial

por Ricardo Robins

La Municipalidad de Granadero Baigorria canceló la licitación para explotar una zona de la isla de Los Mástiles, frente a esa localidad, con concesión del transporte náutico y el uso del suelo. El reclamo de los ambientalistas hizo caer ese contrato y piden como solución de fondo la regularización de esas tierras que pertenecen a la provincia de Santa Fe.

Desde la Comisión Intersectorial “Reserva Isla de los Mástiles”, integrada por varias organizaciones verdes, consideraron a ese llamado una cortina de humo para ceder un negocio por 30 años a un privado. Señalaron que fue “un intento de privatización del suelo de dominio público”.

Desde la Municipalidad comunicaron primero a las agrupaciones que habían “dado de baja” el llamado aunque más tarde la explicación pública fue que “no hubo oferentes”. La gestión promete ahora “un nuevo pliego que contenga las distintas miradas” y una “regularización” de la isla con “protección ambiental”.

“Nos reunimos este miércoles para debatir el tema pero nosotros antes de empezar a discutir queremos el pliego de la licitación que nunca se hizo público”, aseguró Federico Bordin, de Ambientalistas de Baigorria, a Rosario3.

La licitación por 30 años se oponía a un principio básico del comodato por el cual la provincia cedió a Granadero Baigorria la parte sur de la isla (la otra fue para Capitán Bermúdez). La condición es que esos terrenos sólo se pueden destinar a uso exclusivo de aprovechamiento comunitario y de expansión forestal.

Además, una ordenanza en 2020 declaró a la isla como “Área Natural Protegida” y la propia ministra de Ambiente de Santa Fe, Erika Gonnet, la incluyó en el programa Regenera Santa Fe (un inventario de humedales provinciales). Por la bajante, la superficie creció y son más de 800 hectáreas en disputa.

Jorge Bártoli, del grupo Paraná no se toca que también integra la comisión, calificó de “joya” al lugar por su “gran potencial turístico”. Son más de cuatro kilómetros de playas hacia el este y otro tanto de costa al oeste. El valor de ese dato se entiende por contraste: es siete veces la Rambla Catalunya de Rosario (unos 600 metros), última reserva pública de playa frente al río Paraná en la zona norte (entre la concesión a La Florida y los clubes).

La isla tiene otra particularidad: es de la provincia de Santa Fe; no se puede culpar a Entre Ríos de los desmanejos en este caso. Por todo eso, la Comisión considera a Los Mástiles como un “caso testigo” del ordenamiento del humedal.

Disfrute comunitario sí; apropiación no
Al margen de los contratos y las reservas anunciadas, los ambientalistas reconocen que esa isla puede ser aprovechada para recreación y turismo. En todo caso, aclaran, lo que piden es que si se habilita un cruce en lanchas y un parador por 30 años no sea para un negocio particular sino para generar las condiciones de una protección real de la biodiversidad del lugar.

Ejemplos de las tareas a realizar sobran: impedir incendios (las quemas que se dieron en esa isla son escenario de estudio de científicos de la Universidad Nacional de Rosario), evitar la caza furtiva (los amantes del río además de fotografiar animales como un yacaré y un gato montés -ver galería- encuentran cartuchos de escopeta) y regular las construcciones ilegales.

En toda la isla hay nueve casas y cabañas con distintas características. Para la Comisión Intersectorial, no es lo mismo la situación de las familias que viven en el lugar (pescadores y cuidadores de ganado), que los ocupantes de cabañas hechas de forma ilegal sobre tierras públicas que solo utilizan privados.

Según el relevamiento realizado por los ambientalistas, en las 389 hectáreas de la parte norte (cedida a Capitán Bermúdez en 2003) existe una casa de isleños y tres cabañas. En las 427 del sur (de Granadero Baigorria desde 1997), hay otras tres construcciones (dos ocupadas de forma permanente y otras cabañas). Contaron además entre 120 y 130 cabezas de ganado y unos 60 o 70 caballos.

El único espacio con habilitación es el parador Puerto Pirata, que es “permisionario de explotación” del lugar (la propiedad, de nuevo, es de la provincia).

A ese escenario se sumó otro supuesto “dueño”, del lado sur, que el año pasado puso carteles de propiedad privada. En el norte también hubo oferta de loteos ilegales que llegaron a difundirse por Facebook, entre otras conquistas del humedal.

“No estamos en contra de la gente que vive ahí hace años, ni tampoco nos oponemos al uso de la isla y que se puedan hacer traslados pero queremos frenar los avances de los negocios particulares. Mantener la idea de reserva y no una apropiación de unos pocos. Ya hay cabañas que supuestamente son del municipio pero no se alquilan, no se sabe quiénes las usan y por qué”, planteó Bordin, sobre ese terreno fangoso de los privilegios y la cercanía con el poder.

“No negamos el valor turístico y pero pedimos un uso y disfrute que no sea irregular. Ya apareció un tipo queriendo lotear y tenemos intentos de avance de la frontera inmobiliaria. Hay dos comodatos distintos con los municipios que están obsoletos. Tenemos que ir a un aprovechamiento con cuidado de la biodiversidad y la riqueza natural”, agregó Bártoli.

Fuente: Rosario3.com


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