por Fabián Retamar
Tal vez entusiasmado por el triunfo en el congreso, donde quedó firme el veto a la nueva fórmula de movilidad jubilatoria, el presidente Javier Milei a decidió agasajar con un gran asado en la quinta de Olivos, a los “87 héroes” que lograron ese objetivo y frenaron “a los degenerados fiscales que pretendían destruir el superávit fiscal” que, con tanto esfuerzo, se alcanzó en Argentina.
De por sí, el mensaje a la sociedad es pésimo. Por un lado -y más allá de las razones- se niega un ínfimo aumento a los jubilados que difícilmente y a duras penas podrían comer algún asado quizás una vez al mes, y por otro, se produce un gasto (no importa de cuanto) para “agasajar” a quienes con sus suculentas dietas podrían darse el gusto de comer lo que se les de la gana en cualquier momento.
Pero esto no es todo. Ahora, y quizás por el fervor que conserva dado los resultados en el Congreso, el presidente anunció a través de sus redes sociales que vetará también el incremento para las Universidades.
Es así; Milei confirmó ayer viernes que aplicará un “veto total” a la Ley de Financiamiento Universitario que sancionó el Senado en la madrugada del viernes y que ya contaba con media sanción de la Cámara de Diputados.
La propuesta de incrementar los recursos para las universidades nacionales tenía como objetivo garantizar el funcionamiento de las casas de altos estudios incluyendo un incremento para los docentes y no docentes.
Si el presidente avanza -como dice- con este veto, seguramente en breve asistiremos a un nuevo debate parlamentario, y quizás también a un nuevo y desvergonzado cambio de posición de algunos legisladores.
Para estas situaciones en las que se le pide a la sociedad hacer esfuerzos, donde se habla de la necesidad de hacer recortes y de evitar gastos innecesarios, siempre viene bien recordar la frase de don Arturo Jauretche “Hasta que un día el paisano acabe con este infierno, y haciendo suyo el gobierno, con solo esta ley se rija: o es pa’ todos la cobija, o es pa’ todos el invierno”.