por Fabián Retamar
Fueron casi 20 horas ininterrumpidas de discursos, tras lo cual Cámara de Diputados de la Nación, como sucediera en 2018, aprobó el proyecto de legalización del aborto con 131 votos positivos, 117 negativos y 6 abstenciones.
El proyecto autoriza la interrupción del embarazo hasta la semana catorce (inclusive) de gestación. Excepto en casos de violación donde ese plazo se extiende. Tras solicitarlo se deberá efectuar dentro de los diez días corridos como máximo. Además se establece que la práctica deberá ser incluida en el Programa Médico Obligatorio (PMO) para garantizar la cobertura integral y gratuita tanto del sector público como de las obras sociales y prepagas.
Una modificación importante que se introdujo en el texto refiere las obligaciones que tendrán los establecimientos de salud donde todos los profesionales sean objetores de conciencia. En tal caso deberán ofrecer una alternativa de derivación a otro sanatorio u hospital para hacer efectiva la solicitud de interrupción del embarazo.
Para solicitar un aborto antes de la semana 14, la gestante deberá prestar por escrito su consentimiento, cosa que podrá hacer por si sola a partir de los 16 años. Para casos de menores de 13 años, se exige la asistencia de al menos uno de sus progenitores o representante legal.
Ahora depende de la decisión del Senado, que la semana próxima dará inicio al debate en las comisiones y se estima que antes de fin de año daría la discusión en el recinto. Esta vez, a diferencia de 2018, cuando rechazó el proyecto, hay mayor paridad, por lo tanto el sector verde está esperanzado en lograr la sanción definitiva para que la interrupción voluntaria del embarazo sea ley. Sin embargo, los celestes -al igual que ocurrió en 2018- continuarán su lucha esperando que el Senado de la Nación rechace el proyecto. Probablemente tengamos por delante, semanas de mucha tensión.
