Un año perdido

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por Marcelo Sicoff

Nadie cumplió casi nada de lo que prometió en campaña. Es cierto que la pandemia lo cambió todo, pero algunas promesas pudieron haberse cumplido. El gobierno provincial termina el 2020 con una crisis intensa en lo político. Con el gobernador aislado y afectado por el COVID 19, aún no se definieron los cambios prometidos en el gabinete. La disputa política entre el Ejecutivo y el Senado generan cierta inestabilidad interna en el PJ. La disputa con el Frente Progresista tampoco puede obviarse.

La buena noticia es la caja con la que cuenta el gobierno provincial. Los intendentes y jefes comunales, enterados de esta noticia, empezaron a llamar a Santa Fe recordando que el año próximo habrá elecciones.

Al gobierno municipal no le fue bien. La mayoría de las veces por errores propios. El intendente sólo cumple una función institucional y estuvo desaparecido durante los primeros meses de pandemia. Quedará en la memoria popular la imagen del intendente acomodándose el barbijo mal puesto en un reportaje en Canal 3 de Rosario, con el fondo de una multitud de personas transitando.

Todo quedó a la vista. Encima tiene que hacerse cargo de un gabinete que oscila entre lo mediocre y lo malo. Pese a que algunos medios quieren mostrar a algunos integrantes del mismo como “jóvenes brillantes”, algunos están donde están por portación de apellido o por ser “amigo de”. De la mayoría de ellos se desconoce su curriculum vitae.

Una buena noticia fue que el municipio, apurado por la pandemia, se vió obligado a crear la subsecretaría de salud. Natalia Annunziatta fue nombrada sub secretaria de salud y junto con Eliana Trivisonno (Secretaria de Cultura y Deportes) se destacaron con gestión en un gabinete, insisto, mediocre o malo.

Un caso especial es el Concejo local. Desaparecidos durante los peores meses de la pandemia, reaparecieron hace pocas semanas no se sabe si es por la cercanía de las elecciones o porque había que renovar autoridades en el Concejo.

Si bien dicen que funcionaron durante la pandemia, lo cierto es que muy pocos saben cuándo hay sesiones en el concejo, que temas se tratan, que ordenanzas se aprueban. Y dónde sesionan.

Si realmente funcionaron, que muestren donde informaron a la ciudadanía que se iban a realizar las sesiones y que informen cuantas sesiones ordinarias hubo, cuantas extraordinarias, que ordenanzas se aprobaron, quienes la aprobaron, los concejales presentes, los ausentes. Todo esto estaría resuelto con una página web. O quizás respondiendo formalmente notas que ingresaron al Concejo.

Pocos recuerdan que hubo un candidato que en campaña prometió un Concejo a puertas abiertas y una fuerte oposición al incremento de la TGI. Fue elegido y no sólo no hizo nada al respecto, sino que lo primero que votó como concejal fue el presupuesto enviado por el oficialismo y la declaración de la emergencia económica. Su alineamiento con Maglia fue casi instantáneo.
Otro concejal opoficialista, trata con entusiasmos tema controversiales de la política nacional mostrando distancia del gobierno de Fernández, pero localmente no muestra disonancia con el oficialismo. Quizás quiera quedar bien con Dios y con el Diablo.

No se conocen encuestas que muestren un alto grado de aceptación o de imagen positiva del intendente. Tampoco de los concejales. Pero después vienen las elecciones y los votos del oficialismo superan holgadamente a la oposición. Una oposición que hizo las veces de socio estratégico del oficialismo y que en el futuro, ese rol,puede jugarle en contra. Una oposición fragmentada y dispersa.

El presente le permite a Maglia y al PJ local (en todas sus expresiones) cerrar con una sonrisa el 2020. Saben que las viejas herramientas que ellos conocen y dominan les garantizan un escenario electoral promisorio. Sólo la memoria de muchos podrá lograr que la sonrisa se transforme en mueca.


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