Todo bajo control

Todo bajo control

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por Marcelo Sicoff

El escenario explosivo de pandemia, desocupación e inflación no parece que vaya a cambiar en el futuro cercano. El año pasado, el gobierno nacional a través de planes sociales asistió a los sectores más vulnerables. Este parece ser el plan para este año.

Lamentablemente la peste amenaza con quedarse más tiempo del previsto y mientras eso sucede a nivel local parece que un año no alcanzó para ganar experiencia y empezar a trabajar proactivamente. Los concejales continúan sesionando a espaldas de la gente y difundiendo solamente lo que ellos quieren que se conozca. El intendente no aparece y el blindaje mediático o con que cuenta parece que no alcanza para convencer a todos.

El país ve con dramatismo cómo aumentan los casos de covid. En Baigorria algunos comerciantes están preocupados por nuevas restricciones. Otros se quejan de la presión que ejerce el municipio con controles que terminan, casi siempre, con multas.

¿Habrá problemas de recaudación? ¿Qué pasó con el comité de crisis? ¿Qué pasó con el centro de aislamiento que se iba a realizar en la ciudad deportiva de Rosario Central? La quema en la cava de Costello continúa afectando a muchos vecinos que tienen afecciones respiratorias. El humo irrita los pulmones, puede causar inflamación, afectar el sistema inmunitario y hacerlo más propenso a infecciones pulmonares. Todo eso mientras el covid sobrevuela el mundo.

Un gobierno local sin liderazgo se encamina a un cómodo triunfo electoral. Todo gracias a una oposición invisible que a medida que se acercan las elecciones intentarán mostrarse como los distintos cuando durante los últimos cuatro años fueron funcionales a Maglia. ¿Qué hicieron del 2017 al 2021? ¿Dónde estuvieron?

Hablar hoy de elecciones y postulaciones con el nivel de angustia y zozobra que tiene la población, puede parecerles a muchos una impertinencia. Pero habrá elecciones y se acerca el momento de definir candidaturas y escuchar y debatir propuestas. Parece que los dirigentes locales siguen apostando a mirarse el ombligo y a usar la misma táctica de cada contienda: aparecer en la víspera, rosquear y desaparecer hasta la próxima campaña.


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