por Fabián Retamar
El pasado martes 19 de octubre el arquitecto Joaquín Pérez fue abordado por delincuentes que le dispararon un balazo en el tórax y otro en la ingle, cuando iba a guardar su vehículo a una cochera ubicada a metros de su casa, en el barrio Arroyito de la ciudad de Rosario.
Herido de gravedad, logró volver hasta su casa pero cayó muerto al llegar a la puerta. El hecho conmocionó a la ciudad y tomó estado público nacional. Joaquón estaba en pareja y tenía una hija de dos años. Hubo varias marchas, la última -multitudinaria- se convocó en el Monumento a la Bandera, donde se hicieron presentes, a pedido de la familia, el Gobernador de Santa Fe y el intendente de Rosario que prácticamente fueron “expulsados” por los manifestantes.
Ahora, a 15 días del crimen, los vecinos del barrio aseguran que los arrebatos siguen como si nada hubiera ocurrido. Es por eso que se convoca a una nueva marcha, para este viernes, 5 de noviembre a las 19 horas, en el cruce de Avenida Alberdi y Juan B. Justo.
No obstante, la Justicia -que en este caso pareciera actuar con mayor rapidez- ordenó siete allanamientos en la zona norte de Rosario. En dichos allanamientos, la policía secuestró dos motos similares a las utilizadas por los delincuentes, dos armas calibre 22 y procedió a la detención de tres personas. El fiscal Adrián Spelta, a cargo del caso, ordenó que se les haga a los detenidos una prueba de ADN para cotejar con los datos obtenidos en las pericias del Renault Clio que le robaron a Joaquín antes de dispararle.
En principio habrá que esperar esos resultados para ver como continúa la investigación, pero mientras tanto el hartazgo de la gente se manifiesta y la demanda de seguridad se hace escuchar cada vez con más fuerza.