El pensamiento crítico infantil latinoamericano ante la pandemia

El pensamiento crítico infantil latinoamericano ante la pandemia

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por Eliud Torres Velázquez

Dedicado a todos los niños y las niñas que nunca leerán este texto

Las reflexiones aquí compartidas en parte han sido motivadas gracias a la iniciativa de CLACSO Pensar la Pandemia en los escritos dispuestos en el Observatorio Social del Coronavirus desde marzo del 2020. Y, por otra parte, consecuencia de lo compartido desde los mutuos encierros con otros, otras y otres en los caminos colectivos con niños, niñas y adolescentes, angustias personales y preocupaciones profesionales en este contexto tan convulso que a ratos (a veces tan prolongados) dificulta indagar con cierta claridad pero que la frescura de las miradas, sentires y quehaceres infantiles nos otorga certezas y seguridades en la mente y corazón.

Si el virus se muere con jabón… ¡¿Por qué no hacen una vacuna con jabón?!…

Hacerles comprensible diversos aspectos del covid-19 y de la pandemia a niños y niñas ha sido una labor importante del mundo adulto en todos los niveles, pues hemos visto a hombres y mujeres gobernantes y altos funcionarios dedicar sesiones específicas para explicar detalladamente, responder preguntas e inquietudes infantiles. Aunque, en no pocas ocasiones, ha sido con el tradicional dejo de condescendencia adulta para que niños y niñas acepten sumisamente las medidas de protección como quedarse en casa, portarse bien, hacer su tarea, obedecer pues. Que no sean malcriados, que no cuestionen las imposiciones e incongruencias adultas ni que señalen sus irresponsabilidades, que opinen solo cuando se les pida y que no duden de que todo es por su bien.

También, han surgido iniciativas en medio de la pandemia para conocer las opiniones y percepciones infantiles, haciendo explícito que niños y niñas tienen el deseo de involucrarse, confirmar que su palabra es importante, que quieren participar en la toma de decisiones, que tienen una singular perspectiva sobre el coronavirus, que pueden expresar creativamente de muchas maneras sus opiniones. Que quieren aportar activamente al mejoramiento de la situación familiar, comunitaria o en la lucha contra la propagación del virus. Es entonces cuando surge el estallido de los webinarios, conversatorios, charlas en línea y conferencias de expertos sobre lo importante que es escuchar a niños y niñas, lo valioso de su disposición para colaborar, su sentido de solidaridad con quien no la está pasando bien y sus pensamientos críticos ante los procederes de adultos y gobiernos.

De vez en vez, las sesudas disertaciones adultas sobre temas serios y complejos dan paso a las opiniones francas y frescas infantiles, autoridades de gobiernos dicen escuchar sus voces y materializar sus propuestas mientras que los medios de comunicación dan cabida a experiencias infantiles que muestran sus actuaciones como sujetos sociales. Y es que si bien es fundamental propugnar, cabildear y exigir políticas sociales a favor de las infancias más vulnerables, muchos niños y niñas latinoamericanos no pueden esperar al Estado benefactor que quién sabe cuándo les llegará, ni el agua, la comida, la luz o el internet. De ahí que Luis Ángel haya decidido salir a las calles para cambiar sus juguetes por comida en la Ciudad de México, o que Lautaro le haga frente a las consecuencias de la pandemia sosteniendo un merendero para otros chicos en la provincia de San Juan, Argentina. Y que Santiago haya hecho como tarea a distancia su propia consulta para explorar lo que niños, niñas y adultos piensan sobre lo que pasaría si hubiese un mundo sin humanos.

Por lo que de pronto, solo de pronto ante lo despiadado que se vislumbra el futuro post pandémico, pareciera que tantos dibujitos para que niños y niñas se expresen, consultarles para darle voz a los sin voz, responderles preguntas curiosas o escuchar (im)pacientemente su opinión, no cambia mucho. Aunque es evidente y contundente que la visibilización de las infancias en medio de la pandemia es indispensable, pues son una generación mucho más consciente de sus derechos humanos que las anteriores pero que, se verán limitados para ejercerlos, debido inicialmente a las restricciones sanitarias. Sin embargo, es necesario hacerse otro tipo de preguntas pues es el momento de enseñar a los niños a entender el mundo ha reflexionado Noam Chomsky, preguntas que hacen falta como cuál es el papel que juegan los bancos del tipo que promocionó dicho video del lingüística y crítico estadounidense.

Acompañar las reflexiones infantiles y alentar cuestionamientos intergeneracionales sobre alguna de las múltiples injusticias y problemáticas asociadas a las causas, permanencia y consecuencias de la presencia del coronavirus en Latinoamérica y el mundo: por qué el quédate en casa no es para todos, cómo la están pasando lxs trabajadorxs informales, cuáles expresiones de las diversas violencias intrafamiliares crecen, quiénes han provocado las desigualdades en la atención de la salud y educación, qué diferencias hay entre los países para la atención de la enfermedad, cómo serán las consecuencias regionales, qué condiciones hay entre quienes viven en las ciudades y en los campos, etc.

Hacia el pensamiento crítico infantil…

Y no es que el adultismo venga a despertar el sentido crítico de los pensamientos infantiles, pues niños y niñas siempre generar ideas y suspicacias ante todo lo que experimentan, presencian y conocen, la cuestión es compartir miradas, acompañar pesquisas, enriquecer ideas mutuamente sobre lo importante superando la barrera de la inmediatez y lo urgente, si lo sabrá Mafalda. La percepción infantil sobre los riesgos en torno al virus en muchos casos es clara, lo cual no debería sorprendernos ni intentar justificar ante ellos y ellas el comportamiento adulto que niega la pandemia o que no acata las medidas sanitarias para disminuir los riesgos de propagar el contagio. En otros casos, sí es indispensable desmenuzar con niños y niñas por qué hay personas que no se quedan en sus casas porque no tienen, o hacer ejercicios analíticos sobre los contenidos en los medios de comunicación que han inundado con información de todo tipo y bajo cualquier formato provocando sentimientos encontrados.

Por tal, es ardua pero necesaria la decodificación de las informaciones pandémicas, pues cómo compartir con niños y niñas elementos para que puedan identificar las noticias falsas si los adultos somos los principales responsables de crearlas y difundirlas. En muchos casos sin mucha dilucidación sobre las consecuencias de propagar información sin verificar, en esa línea delgada con las noticias falsas y malintencionadas que nos convierte también en víctimas de la ignorancia como La suma de todos los miedos: el Covid-19 en las cadenas de WhatsApp de Chiapas.

Pero también es de vital importancia compartir memes con los niños y niñas quienes en los confinamientos pasan más tiempo ante las pantallas, ya que el humor, la risa, la ironía y el lenguaje inteligente metafórico son parte vital del pensamiento crítico. Dada su vistosidad, las ilustraciones y el arte gráfico también son una vía poderosa para transmitir contenidos críticos a los niños y niñas, como Bansky en Game Changer; Liniers agradeciendo las lecturas de Mafalda en Feliz cumple, Quino; las viñetas de 72 kilos resumidas en PRONTO; hasta Gran OM con su cartel Aprenderemos Más De Lxs Niñxs, De Lo Que Lxs Adultxs Les Enseñamos. Así, lo tremendo de la situación por la pandemia pierde fuerza apesadumbrada en las subjetividades infantiles mediante la comprensión y la reflexión, lo lúdico y lo creativo, las artes y las culturas, la paciencia y la ternura, siempre la ternura como oposición a las múltiples violencias que a temprana edad les toca vivir a niños y niñas para nunca normalizarlas.

Pero también, mediante los ejercicios analíticos para hacer aprehensibles aspectos de la compleja realidad donde, de nuevo, sirve hacerse muchas preguntas con los niños y niñas que hacen falta en el actual contexto de la pandemia. ¿Cómo explicarles que las exorbitantes cifras de contagiados y fallecidos en Brasil y EUA en gran medida han sido consecuencia del desdén a las medidas sanitarias y subestimaciones del virus por sus presidentes?, ¿para que señalarles que el bien morir del buen vivir se fue al carajo en Guayaquil durante abril cuando camas de cartón se transformaron en ataúdes ante la incapacidad del gobierno ecuatoriano? o ¿cómo decirles que en Colombia y México en los últimos meses ha habido igual o más víctimas mortales por violencias políticas, delincuenciales y machistas? Habrá quien piense que no es necesario, o no es tiempo aún, hacerles saber que el número de niños y niñas que quedarán huérfanos por la pandemia no está tan alejado de la cifra de quienes quedan en orfandad por feminicidios, asesinatos y violencias estatales.

¿Cómo advertir a las miradas infantiles que, siendo un país pequeño y sufriendo un bloqueo económico por más de 40 años, Cuba manda misiones médicas de apoyo a 16 países?, ¿por qué resaltar que durante la pandemia no han cesado los abusos del gobierno y ejército estadounidense al pueblo venezolano agudizando la crisis?, o ¿de qué sirve decirles que la situación de pandemia es manejada por los gobiernos boliviano y chileno con fines electorales? También surgirán voces afirmando que niños y niñas aún no están en edad de inmiscuirse en cuestiones políticas ni para fomentarles la solidaridad internacional.

¿Para qué hacerles comprensible la agudización de la crisis mundial económica que se viene y que arrojará a la pobreza y hambre a miles de familias latinoamericanas más de las que ya hay? o ¿cómo llamar su atención sobre cuestiones sociopolíticas nacionales y acontecimientos en nuestras sociedades latinoamericanas sin imposiciones ni dogmatismos adultos?, ¿valdrá la pena compartir con los niños y las niñas la indignación por las injusticias y dolores de nuestros pueblos latinoamericanos exacerbados en tiempos de pandemia? Afortunadamente, tenemos muchísimas experiencias en tierras y territorios de América Latina y el Caribe enseñándonos que la construcción del pensamiento crítico infantil latinoamericanos va.

En Chile, los secundarios bajo el lema “Mochilazo estudiantil” salieron en marzo a las calles a protestar exigiendo acceso universal a la educación superior, y claro, el gobierno con uso de gas pimienta terminó “mochilazo” estudiantil en Valparaíso. Mientras que Niños de China y Cuba intercambian mensajes de apoyo ante Covid-19 uniendo sus voces y dibujos en un video para expresar solidaridad, apoyo y respeto a la nación caribeña. En tanto, niños y niñas brasileñxs de las familias integrantes del Movimiento Sin Tierra dibujan, cultivan, colaboran y cantan con lxs adultxs mientras cosechan y donan toneladas de alimentos provenientes de sus cultivos a familias afectadas por la crisis.

En el sureste mexicano, desde marzo Por coronavirus el EZLN cierra caracoles y llama a no abandonar las luchas actuales, recomendando a la estructura organizativa seguir medidas de higiene extraordinarias, mientras que los jóvenes comités de salud y educación hacen lo propio en sus comunidades; y en San Cristóbal de Las Casas, Melel Xojobal acompaña a la niñez trabajadora indígena en la defensa de sus derechos consultándoles cómo viven la pandemia. Al oriente de la Ciudad de México, la Organización Popular Francisco Villa de Izquierda Independiente (OPFVII) despliega acciones comunitarias con la niñez presentando el cuento Los días en que todo se detuvo e inició ¡Más cultivos ante la crisis! preparando cajones de su agricultura urbana.

En Argentina, la Red Andando sostiene las puertas abiertas ofreciendo pan y tranquilidad en los barrios, buscando nuevas formas de fortalecer los vínculos porque los centros comunitarios también son imprescindibles. Mientras que jóvenes educadorxs de La Miguelito Pepe, organizan y sostienen ollas en barrios populares porque saben que la salida es colectiva sin adultocentrismo a la emancipación. También el Movimiento Latinoamericano y del Caribe de Niñas, Niños y Adolescentes Trabajadores (MOLACNATS), resalta la solidaridad de los pueblos en la Carta Abierta a los Organismos Nacionales e Internacionales ante la Pandemia causada por la COVID-19, y llaman la atención sobre la información poco pertinente que reciben y la afectación que sienten en su salud mental.

La Coordinación Nacional de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores (CONNATs) del Paraguay levantan la voz en su Pronunciamiento del Día de los Trabajadores queremos ser escuchados y exigimos que se atiendan nuestros derechos y de nuestras familias y se preguntan ¿cuándo el gobierno va a atacar las causas de la pobreza? Mientras que desde Perú, el Movimiento de Adolescentes, Niños Trabajadores Hijos de Obreros Cristianos (MANTHOC) declara enfáticamente “Queremos que cuenten con nosotros/as para sacar adelante esta crisis mundial” en su Pronunciamiento del 1ro de mayo; por su parte, el Movimiento Nacional de NATs Organizados del Perú, junto a otras organizaciones de adolescencias nacionales, manifiesta su preocupación y propuestas frente a la pandemia mediante un pronunciamiento, además de promover diálogos con representantes de organismos internacionales y solicitar reunirse con el presidente Vizcarra. Y en Venezuela, grupos de base de la Coordinación Regional de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores muestran en su red social CORENATs que acompañados por colaboradorxs se organizan para trabajar, estudiar y jugar en medio de la pandemia provocada por Covid-19.

Así, en estas y muchas más experiencias latinoamericanas de colectivos, organizaciones, pueblos construyendo autonomías y comunidades en resistencias defendiendo tierras y territorios, la situación de pandemia ha servido también para el fortalecimiento de los vínculos colectivos, el cuidado de la naturaleza y los bienes comunes con niños y niñas. Con palabras y acciones, aprendizajes y labores, con sonrisa y corazón, flor y canto, lxs adultxs organizados acompañan a las jóvenes generaciones para que esta crisis mundial, que se exacerba con la presencia del coronavirus, también sea un periodo de enseñanzas compartidas con rebeldía y ternura.

Que la época de pandemia sea un aprendizaje para florecer la vida, como lo fue las dictaduras para diversas niñeces latinoamericanas, la guerra contra el olvido para las infancias zapatistas o la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa para tantos niños y niñas estudiantes. Hay que complejizar con imaginación, diversificar para multiplicar las acciones de cuidados mutuos y para alentar los pensamientos críticos infantiles, aunque la energía y paciencia a veces no nos alcance a lxs adultxs ante tantas preocupaciones e incertidumbres. Porque nadie nos roba la esperanza, si la solidaridad es la ternura de los pueblos entonces la ternura es nuestra digna rabia.

Fuente: Clacso.org


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