por Fabián Retamar
Desde 1996 se celebra en nuestro país el 3 de junio como el Día del Inmigrante Italiano, en reconocimiento a aquellos que con valor y sacrificio, trabajaron por la grandeza de la Argentina. Se eligió esta fecha por ser el día del nacimiento de Manuel Belgrano, ya que su padre, el genovés Don Domingo Belgrano Pérez, se estableció en Argentina y formó, junto a Doña María Josefa González, el hogar en el cual nació el 3 de junio de 1770 el futuro creador de la Bandera Nacional.
Y por este motivo, el pasado domingo 5 de junio, la Asociación Italiana de Granadero Baigorria organizó un almuerzo que contó con una gran cantidad de comensales que pudieron disfrutar de un riquísimo y abundante primer plato de Tagliatelle alla Bolognesa y un segundo plato de Pollo asado con ensalada; también exquisito y abudante.
Una excelente atención del servicio, la amenización musical, y la conducción de evento compartida por Hugo Cravero y Angel La Fata le dieron marco a este hermoso mediodía de domingo bien italiano, en el que el presidente de la entidad, Pedro Poy, dio la bienvenida a los presentes e hizo referencia a los logros de la institución a lo largo de los años y en particular a esta última Comisión Directiva que resolvió, con empeño, esfuerzo y dedicación, terminar el Jardín de Infantes cuyas obras debieron suspenderse a causa de la pandemia.
Ahora, sin apoyo oficial, ni aportes particulares de ningún tipo, sino con fondos generados por la institución, principalmente obtenidos por el alquiler del salón, invertirán medio millón de pesos para continuar las obras del Jardín de infantes, que son prioritarias y cubrirán parte de una demanda social que existe en la ciudad. Según anunció don Pedro Poy, el próximo paso es techar y de allí en adelante continuar con el resto de las obras.
Tras los anuncios, y entre plato y plato, hubo música en vivo ofrecida por un dúo que es habitué de la casa, Mariela Verdún en guitarra y el maestro Sebastián Fregoni en Mandolina que interpretaron canciones típicas italianas, tangos y hasta algún pasodoble. Luego los sorteos, el postre y la tómbola cerraron una jornada maravillosa en la que no faltaron los reencuentros con amigos, los recuerdos y las emociones.
