por Fabián Retamar
El miércoles 22 de julio el Gobernador Perotti prohibió en todo el territorio provincial las reuniones afectivas, también determinó otras medidas restrictivas como los controles para el ingreso a la provincia.
Unos días después, a comienzos de Agosto, un DNU de Nación, disponía la restricción de reuniones afectivas en todo el territorio nacional.
De hecho, a mas de 40 días de aquel 22 de Julio y a más de 30 del DNU de Fernández, y en vista de la situación que atraviesa hoy la provincia, se puede afirmar que las medidas adoptadas no resultaron muy exitosas.
Pero lejos de hacerse cargo de la situación, y mientras se ve como crecen los contagios y la ocupación de camas de las terapias tanto en el sector público como en el privado, se imponen nuevas medidas que podrían no ser del todo acertadas.
Aunque ayer no lo dijeron (quizá porque creen que por no decirlo el ciudadano no se dará cuenta), se anunció una vuelta a fase 1 con algunas salvedades, como permitir la actividad industrial, obras de construcción de menos de 5 trabajadores y caminatas recreativas y de esparcimiento.
El decreto firmado ayer por el Gobernador Perotti prohíbe nuevamente, desde la cero hora de hoy y por el término de catorce días, las actividades oportunamente habilitadas durante la vigencia del “aislamiento, social, preventivo y obligatorio” y el “distanciamiento social, preventivo y obligatorio” en los departamentos Rosario, San Lorenzo, Constitución, Caseros y General López.
En esta suerte de ensayo y error, donde parecen resultar más los errores que los aciertos, uno se pregunta que ocurrirá si la dinámica del virus continua entendiéndose como hasta ahora y el resultado sigue siendo un irrefrenable número de contagios que lleve al colapso del sistema de salud.
CONTRADICCIONES
Antes de tomar la decisión, Perotti mantuvo reuniones virtuales con los expertos que lo asesoran cuya preocupación principal es la velocidad de duplicación de los casos, y la ocupación de camas de terapia intensiva, que en Rosario superan el 80 por ciento, a lo que se suma la saturación del personal de salud, e incluso de los operadores del 0800 que reciben las consultas.
En este contexto surge una pregunta fundamental. Si ya hay circulación viral comunitaria y todo lo hecho para intentar aplanar la curva de contagios fue un fracaso ¿que les hace pensar que hacer lo mismo no será un nuevo fracaso?
Dicho de otro modo. ¿Por qué se piensa que el virus -que parece estar circulando descontrolado- afectará menos si los comercios cierran las 19,30?… ¿o por qué no puede esparcirse en y desde una fábrica, un banco, un efector público, una municipalidad, la gobernación o el congreso…? ¿por qué un gimnasio, un bar, un contador público, un peluquero o un podólogo cumpliendo con todos los protocolos aprobados por la provincia, resultan más peligrosos a la hora de contagiar que los obreros de una fábrica, una cuadrilla municipal, un diputado o un empleado bancario?
Si la salud de los ciudadanos es tan importante como afirman ¿porque no se cierra todo? ¿Será que hay que mantener alguna ventanilla abierta para recaudar lo necesario para sostener un sistema que al contribuyente le resulta cada vez más oneroso y pesado?
Por otra parte, ¿no resulta contradictorio que quieran transmitir el “Te estamos cuidando” cuando no se tienen en cuenta estudios recientes que advierten que a causa del encierro podrían darse una catarata de casos de depresión, fobias o síndrome del estrés postraumático, y otros trastornos que afirman que pueden prolongarse durante varios años?.
Desde hoy -nos dicen- son 14 los días que transitaremos por esta vuelta a atrás… sin embargo algunos analistas no descartan que esta decisión de Perotti pudiera servir de ensayo previo a una aplicación de Alberto Fernández para todo el país… el famoso “boton rojo” que dicen algunos.
Si quienes sostienen esto están en lo cierto, y la curva de contagios sigue en ascenso, no sería descabellado pensar que antes del 18 de Setiembre el Presidente Alberto Fernández pudiera anunciar una cuarentena más estricta para todo el país.
