Nosotros y la desmemoria

Nosotros y la desmemoria

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por Fabián Retamar

Voy a iniciar este artículo tomando un punto de referencia cercano, ocurrido no hace tanto tiempo, poco más de dos años, cuando se produjo en Rosario el asesinato del arquitecto Joaquín Fernando Pérez. Fue en octubre de 2021, cuando dos motochorros lo atacaron a balazos para robarle el auto. Tenía 34 años, estaba casado y tenía una hija de 2 años.

Aquel caso, que continúa impune, causó tal conmoción que se realizó una movilización masiva a la que quisieron asistir el entonces gobernador Perotti y el aún hoy intendente de Rosario Pablo Javkin. Aunque la intención de los funcionarios era acompañar a los familiares de la víctima; un grupo de manifestantes comenzó a insultarlos y tuvieron que retirarse mientras la multitud coreaba «Qué se vayan todos, que no quede ni uno solo»

Aquel crimen se produjo una semana después del arribo de efectivos de las fuerzas federales, que se hicieron presentes en Rosario y la zona, porque hasta esa fecha de 2021 ya se habían producido 186 homicidios.

Sólo a modo de ejemplo, vale recordar que antes de ese año, a finales de 2020, asesinaban en Granadero Baigorria a Facundo Contreras… y también hubo manifestaciones, movilizaciones, y pedidos de justicia… del mismo modo que muchísimos años antes, en 2014, las hubo en Capitán Bermúdez por el asesinato de Any Rivero.

Tanto en Rosario, como en ambas ciudades del cordón industrial mencionadas como referencia, con períodos de aumento o disminución de los niveles, la inseguridad se instaló y escaló para convertirse en la picadora de carne del ministerio de seguridad provincial que fue ocupado por una lista interminable de nombres desde 2019 a la fecha.

Pero otro caso trágico, ocurrido en Rosario, fue el homicidio de Máximo Jerez, el nene de 11 años que fue asesinado por una disputa narco en marzo de 2023. En aquella oportunidad una pueblada atacó a piedrazos al «Salteño», sindicado como vendedor de drogas del barrio, le prendieron fuego la moto y le destrozaron y vaciaron la casa.

A todos estos casos se le podrían agregar cientos de otros, la lista sería inconmensurable. Quizá por eso la ministra Bullrich, en diciembre de 2023, anunció junto al gobernador de la provincia y al intendente de Rosario, la implementación del «Plan Bandera», destinado a fortalecer la seguridad en la provincia de Santa Fe.

Para febrero de este año -según afirmó la ministra- el Plan Bandera tuvo resultados positivos porque “Los homicidios cometidos en la vía pública de rosario han bajado un 57% en estos dos meses.»

Claro, todavía no se habían producido los asesinatos de los taxistas, ni el del chofer de la línea K, ni el del playero Bruno Bussanich; cinco crímenes que se produjeron en menos de un mes y pusieron en evidencia la debilidad de los programas de seguridad implementados y la necesidad de recurrir a recetas conocidas que, por lo visto, tampoco han dado muy buenos resultados.

La ministra de Seguridad de la Nación sería una vez más, la encargada de anunciar la llegada de fuerzas federales, como en tantas oportunidades, aunque esta vez, respaldadas -al menos en la logística- por las Fuerzas Armadas. Bullrich se encargó también de recibir a los primeros efectivos que tocaron suelo en la zona. Y hubo fotos; muchas fotos; porque eso nunca falta.

Y también hizo algunas declaraciones. Pero no dijo nada que uno no sepa «La gente está angustiada, triste, con mucho miedo, la situación es de terror”. Tampoco dijo nada nuevo “Venimos con más fuerza y con más decisión. Tenemos que lograr que la gente vuelva a la normalidad. Nuestro compromiso es no dar ni un paso atrás”

Nación, por su parte, anunció la activación de un Comité de Crisis para “liberar a la ciudad de Rosario de los narcocriminales”, y medidas como el envío de la ley Antimafia al Congreso, la erradicación de armas y la conformación de equipos especiales de investigación.

Habrá que ver si esta vez es una vez más, porque se corta la cola de la serpiente yendo al perejil que está en el décimo escalón, o si realmente irán -cueste lo que cueste y caiga quien caiga- por la cabeza de los que dirigen, de los que mueven los hilos, de los invisibles que mandan si ser vistos.


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